-¿Qué está diciendo? ¿Se volvió loco?
“Para nada. Opino que el Tercer Reich de Hitler
era en verdad un Estado democrático. No olvide que fue elegido por una mayoría
de votos”.
-Todo un plan macabro. Fracasado su golpe a
la Repúbica de Weimar decidió conquistar el poder utilizando a la democracia
para luego destruirla por dentro.
“Pero consiguió los votos”.
-Aplicó la violencia en las calles, prometió
a los obreros que controlaría a los empresarios y a éstos que doblegaría a los
obreros, fue un farsante.
“No sea ingenuo. Fue un político. Mentir es
parte del juego democrático”.
-¿Y qué me dice de incendiar el Parlamento? Culpar
a los comunistas y hacer de su persecución la excusa para establecer una
dictadura.
“Dictadura, dictadura. No exagere. Había un
estado de Derecho. Al estilo nazi, pero Derecho”.
-Sí, derecho a la cámara de gas. Lo que usted
dice me recuerda a esos tipos que estudiaron aviación sólo para conducir los
aviones contra las Torres Gemelas. No basta ganar el poder en elecciones
limpias para considerarse demócrata, lo que define a un demócrata es lo que hace
con ese poder. No apropiándoselo, sino respetando los límites propios de la
República. Como bien diría Montesquieu, no hay democracia sin división de
poderes.
“Como bien diría Hermann Goering, yo decido
quién es demócrata y quien no”.
Eduardo
Goldman
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